Hoy me gustaría llamar la atención sobre el caso Manzanas Usadas, que lleva toda la tarde revolucionando Twitter y buena parte de la blogosfera. Ante la proliferación de webs de venta de segunda mano, muchas de dudosa reputación, no queda más remedio que echar mano de la precaución.

Me parece alucinante lo que explica José María en su post de Medium, “Cómo Manzanas Usadas colabora con los estafadores”.

Al parecer, y por lo poco que he podido leer, hasta el día de hoy la reputación de Manzanas Usadas era impecable. Pero claro, seguramente no se habrán tenido que enfrentar a una situación similar con anterioridad.

Desde la distancia, con la escasa información que hay del tema, y sin querer poner la mano en el fuego por nadie, de lo que no me cabe la más mínima duda es de que la respuesta dada por Manzanas Usadas es a todas luces inaceptable.

¿Qué valor aporta Manzanas Usadas? A la vista de las explicaciones dadas y el tono usado por su community manager en Twitter (@manzanasusadas para mayor referencia) ninguno mayor que el que puede aportar un anuncio clasificado en cualquier periódico de mala muerte. Me remito a los balones fuera que han lanzado en sus numerosas conversaciones de esta tarde en Twitter y a la respuesta oficial dada en su propia web en la que siguen de bajarse del burro con su más que absurda teoría, la cual cito a continuación:

El problema es que al firmar el albarán aceptas que el producto anunciado y el recibido es el mismo y que comienzan los 5 días de validación del mismo.

Primero, eso de entrada no es así. Tú lo que verificas es que el paquete esté en buenas condiciones y no que el producto funcione correctamente 1. Segundo, ¿dónde está el problema? Se verifica en los 5 días de validación y si algo no es correcto pues se devuelve.

Pero es que, si por si ello no fuera poca razón para no comprar ni una bolsa de pipas en una web con un servicio post-venta tan deficiente, lo que ya es tremendamente delirante, y la guinda del pastel de este entuerto, es que no hagan honor a su compromiso de reintegro total que anuncian en su web ni al resto de garantías que supuestamente ofrecen en sus términos y condiciones. 2

Una vez revisadas dichas condiciones y a la luz de los hechos, la impresión que me llevo es que el negocio que tienen montado en Manzanas Usadas se acerca peligrosamente a la estafa (al menos de publicidad engañosa sí que son culpables): ni verifican nada, ni se responsabilizan de nada, y si les toca intermediar en una disputa (que es lo mínimo que deberían hacer) se lavan las manos y escurren el bulto.

Conclusión: por mucho que nos cueste 3 debemos pararnos a sopesar muy bien en que negocios online confiamos, a leernos al dedillo sus condiciones (sin fiarnos de banners y publicidades) y por último tener todo lo anterior muy en cuenta a la hora de comparar y decidirnos por uno u otro servicio.

Ah, y no compréis en Manzanas Usadas ni locos.

P.S.: Iñigo Merino lo deja aún mucho más claro en Hipertextual, y desmonta por completo la (como el sentido común ya nos decía) absurda defensa de Manzanas Usadas .

ACTUALIZACIÓN (21/01/2015): En la jornada de ayer Manzanas Usadas se puso en contacto con este blog para intentar esclarecer los hechos y aportar más datos.

Apenas horas después, el presunto comprador estafado (@jmml97) ha borrado su entrada en Medium y ha hecho privada su cuenta de Twitter. Parece que se empiezan a esclarecer los hechos.

Si bien seguimos opinando que la gestión de la problemática por parte de Manzanas Usadas dejó bastante que desear, lo que también parece claro es que sus sospechas respecto al comprador en base a la información recabada tenían fundamento (sus formas no).

Esperamos que Manzanas Usadas tome las medidas oportunas para que hechos como los sucedidos no vuelvan a tener lugar, y así recuperar su maltrecha reputación probablemente puesta en entredicho de forma injusta.

  1. Imaginemos el improbable caso de que el teléfono de segunda mano en cuestión llegue con la batería a cero. 

  2. De la sección Responsabilidad de dichas condiciones mejor ni hablamos, lo más dulce que me viene a la cabeza es el adjetivo leonina. 

  3. Admito que es más fácil decirlo que hacerlo. Precisamente porque no suelo leer la letra pequeña no suelo comprar en aquellas tiendas que no ofrecen la posibilidad de pagar vía PayPal, y siempre elijo este método de pago aunque cueste un poco más. Por lo menos, si el vendedor/prestador de servicios no es serio, sé por experiencia propia que en Paypal sí puedo confiar.